Amistad, divino tesoro
La verdad es que no se muy bien como describir lo que me ocurrió ayer. Durante el último año y algo he hecho buenas amistades en mi actual empresa, muy buenas diría yo. Es algo que entra dentro de la normalidad teniendo en cuenta el ambiente de buen rollo, gente joven, todos con mentalidad y formación parecida, muchos conocidos ya desde la facultad, etc. Del mismo modo tengo también amistades en otras empresas por las que he pasado. Sin embargo, uno nunca deja de sorprenderse cuando otras personas demuestran un gran sentimiento de afecto hacia ti. Solo restan 20 días escasos para dar el salto a Madrid, y desde hace unos días algunos de mis compañeros ya saben que en breve pasaré a mejor vida... he recibido decenas de felicitaciones y muestras de afecto desde entonces, todas bienvenidas y estoy muy agradecido por ello, pero cuando ves que a alguien, mirándote fijamente a los ojos, se le saltan las lágrimas solo de pensar que dejará de verte, se te pone el bello de punta, y no puedes por menos que sentirte verdaderamente afortunado. Sobra decir que haré todo lo que este en mi mano porque esa amistad no se rompa nunca jamás.